Un año mas, tanto me gustaria enlazar sus huesudas manos con mis manos. Hay algo en sus delgados dedos, en sus carnosos labios. Como acoplar al sujetarla por la cintura. Rompimos todas las promesas, nos traicionamos. Es cruel regresar a la orilla. Desde esta tormentosa parafernalia intentar prometer de nuevo algo, ya no hay credibilidad, cercania, lagos, nada.
Como, contra tantos majestuosos paisajes y esculturas griegas, que sin hablar, que sin prometer perduran sobre sus pedestales. Desde este reloj uniforme que me incita a escarbar hago mi acto de presencia. Yo que deje de ser como si viajando al pasado despertase en un dia perdido.
jueves, 25 de febrero de 2010
martes, 16 de febrero de 2010

No es fatalidad, el insomnio, la noche, la soledad te enseña en muy corto tiempo reflexiones tan claras que abres una ventana inmensa.
No puedes, no tienes el impulso necesario para ser optimista, pero tampoco tienes la fuerza para acabar con todo, solo observas un horizonte inmenso que promete y tus ganas se renuevan aunque estés al tanto que mientras mas te alejas mas pierdes.
Ideados para sentir el desgarro mientras mas nostalgia mas vida, esa es la condición.
Disfrutemos entonces algunos instantes, quizás algún día la vida nos regale otro encuentro, una visión con los matices exactos. Esa alucinación tan frecuente que solo llega en la soledad, una angustia de segundos a la que rogaremos desesperadamente que se quede la próxima vez.
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